rol de género
Me pusieron nombre sexuado. Eligieron por mí. Quien pone nombre posee. Me inscribieron en el libro de la vida. Registro civil y parroquial. Por la gracia de dios. Me sentí querida. Parecía tener miradas con caricia. En la confrontación con mis iguales la cosa se torció. Tanto fue el mazo de contención que olvidé la niña que fui. Comunicativa y confiada. Abierta a la exploración. Cuando un pecho incipiente incitó el falso agasajo de los otros, no advertí la agresión. Sin embargo, me molestó, y empecé a esquivar rutas, a trasladarme con sígilo. A penas las prominencias hicieron presencia unas piezas exiguas debían contener su ímpetu. La sangre vino con mucho dolor. Con padre y hermano, debía callar la y ocultarla. En clase, a mis 11 años, se me avergonzó porque imprimió su marca en mi falsa. En ese tiempo las compresas debían lavarse. Las de usar y tirar fueron una liberación.