El dolor

El dolor
El dolor
Recuerdo mi infancia de actividad.
Aunque integrarme en lo superficial siempre ha sido difícil.
Pienso que desde que mis hormonas hicieron de las suyas he tenido muchos tropiezos.
Actualmente, desde la distancia temporal que supone estar a unos meses de unos posibles 71, mi mayor quiebro es la migraña recurrente y desajustes digestivos.
Me permito caminar, cuando se puede, por mi resistencia física y por las condiciones climáticas.
Ayer pude disfrutar un largo recorrido.
El regreso fue accidentado.
La noche insomne.
En 1992 me operaron. Una histerrectomia. Tras un ciclo de desmejoría.
Miomas que hacían de mis menstruaciones un proceso cada vez más difícil de llevar.
Mi vida social se fue quedando atrás.
Muchas veces no llegaba a esos encuentros porque tenía que reponerme.
El trabajo empezó a ser otro pilar tocado por el desgaste.
Después llegó el periodo de llegar al lado de mis padres.
Andaba en la cuerda floja.
Hubo un primer contacto con la psiquiatría. Depresión. Tratamiento que dejé cuando advertí la merma emocional. Ni sentir, ni padecer. No quise eso. El equipo médico que me atendía me recriminó por dejarlo.
Salí a fuerza de voluntad.
Mi salud se iba rezquebrajando. Hemorragias y mucho cansancio.
Cuando fui por primera vez a afrontar el problema, lo hice de la mano de mi madre.
Ella se desplazó y me acompañó a esa primera consulta.
Dos ginecólogas me atendieron ofreciéndome un medicamento que hacía que me retorciera de dolor.
Lo dejé. Me recriminaron.
De ese fracaso fui yendo por distintos ginecólogos. El que desató mi depresión dijo que todas queríamos quitarnos el útero. No se paró a valorar mi situación.
Llegué a ver que la Ginecología de ese momento iba a favor de las maternidades.
Al fin, a uno de ellos se le ocurrió recetar hierro en comprimidos para compensar las perdidas.
Se me iban haciendo revisiones.
El desajuste iba aumentando.
1987 es el año en que esas hemorragias empiezan a manifestar que algo va mal.
Entonces dejo de lado los tampones, porque noto incomodidad y empiezo a usar compresas.
Tengo episodios de sangrados excesivos.
Es un periodo en el que mis visitas a ginecólogia no eran regulares.
En esa época las migrañas no tenían respuesta. Usaba recursos de herboristeria.
Muchas veces fui al trabajo con esa carga.
Siempre señalo que fueron seis años de desgaste.
Ese periodo está lleno de turbulencias emocionales.
Después tuve que recuperarme.
Pasé por tratamientos de homeopatía naturistas y reflexologia.
Me estabilicé bastante, pero nunca recuperé las energías de antes.
En el 2006 empecé en blogs. Justo cuando cumplía 52.
Eso marca un antes y un después. Ese medio me motivó y sigue siendo parte de mi actividad.
Dejar mi rastro en pantalla.

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