Reglas y leyes

 Conflictos familiares 


Mis padres ejercían un control férreo sobre mi persona. Querían evitar la vergüenza familiar.


La hermana de mi padre había sido mancillada. Embarazada antes del matrimonio. Preñada. Empaquetada.


La tía de papá había sido a usada. Él decía que se aventó. Se fue a Zaragoza. Se fue o la echaron de casa. Lo más seguro.


Acabó casada y en Argentina. Papá perdió la comunicación por carta. Le devolvieron la última.


Él había quedado huérfano de madre a temprana edad.

El abuelo lo había sacado de la escuela ‘a comer pan de aguces’, en palabras de papá.

De boyero. Durmiendo en la paja. Esa era su vida antes de la guerra civil. El ‘amo’ mandaba sobre él, y el padre, mi abuelo, cobraba su jornal.

Cuando enterraron a su madre no le dejaron asistir al funeral, ni al entierro.

Papá era el primogénito.

La hacienda era de su madre. Él era heredero legítimo, su padre tenía el usufructo de campos y vivienda.

Por ley, en Aragón, no habiendo hijos varones, la mayor heredaba.

Mi abuelo, que era de buena casa, pero segundón, entró a hacer y deshacer en lo que de derecho era de su esposa. Ella carecía de derechos. Las mujeres llevamos pocos años liberadas en España.

Recuerdo que en mi adolescencia era sabedora de que el adulterio daba a la mujer la peor parte, de que se pasaba de padre a esposo, sin ser sujetos legales en muchos aspectos vitales.

Cuando, a mis 21 tuve la mayoría de edad, la vida había mejorado para nosotras.


Esos antecedentes familiares, supongo fueron los que llevaron a mis padres a velar por mi honra, la honra familiar.


Si una chica, de mi generación, se casaba de penalti, tal como se decía, la obligaban a casar.


En mi caso, esa atmósfera social me reprimió.


No sólo eso.


Hubo varios momentos de mi vida, en que sufrí el castigo, al llegar a oídos de mis padres que tenía un amigo especial.


Tras todo ese enredo, no me llegué a casar, ni tuve descendencia.


Oculté mi intimidad a mis padres.


Usé medidas para evitarlo, e incluso aborté.


Me negué a dar continuidad mi saga.


Ahora, desde el presente, reviso la dureza de mi condición.


A ellos los he llegado a entender, pero me duele ser su víctima.


Qué distancia hubiera sido mi vida en otras circunstancias, y que mal lo hubiera pasado en otras.


Es injusto el sistema social que discrimina y nos juzga con distinta vara de medir.


https://labrysmoom.wordpress.com/2022/10/16/conflictos/


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