9 de enero del 2023 Reflexiones

 


Porqué será que los hombres, que van de fuertes y resueltos se pierden. Será el excesivo cuidado del mundo que les rodea. Será su demanda de atención.


Si hubiera un mundo en que los imputs y modelos recibidos desde el nacer no diferenciara por razón de sexo genital, ni asignara género, ¿sería igual?


No se sabe. No se sabrá. No sólo se forma la identidad en el entorno familiar, que también, sino que hay estructuras patriarcales que marcan clase y género.


Hay una base de cuidados a los demás que no asume el entramado social, sino que asigna a mujer o clase social a su servicio.


Para que una mujer u hombre no deba hacerse cargo de determinadas tareas, dígase domésticas y de atención a ancianos o enfermos, además del cuidado de los hijos e hijas, debe tener a otros que carguen con ello, retribuyéndolo o por razones familiares, como las de esos padres mayores que se ocupan de sus nietos en momentos, que hacerlo supondría no poder atender a la dedicación profesional.


Se reclama poder conciliar, pero suele ser ella, en muchos casos, la que coge permisos o reduce jornada laboral.


Cada vez se hace más difícil salir a delante con una dedicación laboral, que tiempo atrás permitía, incluso, que la mujer quedara en casa mientras los hijos eran pequeños. Se consideraba que hasta los tres años, como mínimo debían ser atendidos por la madre. Aunque hoy en día hay guarderías, éstas no cubren las necesidades.


Se mira al pasado, como si fuera posible volver a tener la familia de antes, sin tener en cuenta que nada será igual. Que necesidades y recursos no son los mismos. Que vivir hoy en día se hace difícil. Hay paro. Falta una mano de obra en algunos sectores que ha de venir de otros países.


Se habla de mestizajes, de multiculturalidad.


El pensamiento único no sirve.


Los modelos son diversos.


La tolerancia al distinto.


La diversidad.


Y ese vacío en que la salud y el bienestar están perdiendo terreno.


Esas pandemias.

Esas crisis económicas.


Ese macho alfa fuera de contexto, que ya no tiene respuesta para la demanda.


Las costumbres no son únicas. Aunque pautamos como si así lo fueran, siguiendo un calendario festivo marcado por ritos que no todos compartimos.


Hay un mercado del cuerpo. La juventud a puro de retoques. La imagen constructo de cuerpos hermosos que no están a nuestro alcance.


La invisibilidad del diferente.

Él orillar al que no nos sirve.


Ser mujer, cada vez se hace más complejo.


Ser persona en un mundo que nos carga de atributos.

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